domingo, 25 de agosto de 2013

Visita del maestro Zakir Hussain a SaRGaM Buenos Aires


Zakir Hussain con estudiantes y amigos en nuestra sala de clases

Durante el mes de julio nos habíamos enterado de la próxima visita del maestro Zakir Hussain a Argentina, la que sería primera en toda su vida. A pesar de que en dos ocasiones anteriores había visitado Brasil, una en el festival Percpan en Salvador y otra en un festival de Jazz en Rio de Janeiro, nunca había llegado a otros países de Latinoamérica. Sabiendo que venía con el afamado músico Herbie Hancock presentando un recital junto a otros "cracks", me apuré a comprar una entrada. Sorpresa!, sólo quedaban las últimas que resultaron ser las más caras. Ya había perdido toda esperanza de ver a Zakir, simplemente largué mi deseo al aire y dejé que fuera lo que tuviese que ser.

Zakir Hussain en nuestra sala de clases

Desde hace unos meses tenía agendado un concierto en la ciudad de Chacabuco junto a mi amigo el sitarista Guido Pera. Allá fuimos el pasado domingo 18 de agosto. Ya de noche, cuando estábamos en plena prueba de sonido, me suena el celular, un número extraño. Atiendo: "Hello, this is Zakir Hussain... how are you doing?" "... recién estoy llegando desde Montevideo, estoy yendo hacia el hotel, ¿donde estás?" Le expliqué que estaba a casi 3 hs. de Buenos Aires para un concierto y que mañana nos veríamos. "No me llames antes de las 10!" me dijo.


Sachdev en Buenos Aires, 2009

En realidad este contacto viene a través de un gran amigo nuestro en común, que es el maestro G. S. Sachdev, a quien conozco desde hace 20 años atrás y con quien toqué muchas oportunidades. Fueron unas 12 veces que el maestro Sachdev nos visitó en Argentina, tierra que considera su segunda casa. Sachdev y Zakir son muy amigos, y comenzaron juntos su carrera en occidente en 1975, con un concierto memorable en Colorado, EEUU. Existe una grabación de ese concierto que remasterizamos y lanzamos a la venta hace unos años, y se agotó en seguida.

Zakir respondiendo preguntas
Nos encontramos al día siguiente en el lobby del Hotel Sheraton Tower Park para tomar algo y charlar. Allá fuimos con Eduardo. Charlamos, nos reímos, nos invitó un café. A Zakir le llevé un libro de fotos de 1987 acerca de su vida, conciertos, familia, etc. Deben hacer unos 20 años que tengo ese libro, y SABÍA, y no pregunten porqué, que le iba a sorprender. Cuando saqué el libro de mi mochila, abrió grandes los ojos, lo tomó y dijo "a ver, a ver, hace muchos años que no tengo un ejemplar de estos en mis manos..." "esta es mi casa, este es mi papá, esta es mi mamá (ambos fallecidos en 2000 y 2009, respectivamente), mis hermanos... mis hijas... este es un concierto en Baroda, en un palacio ... esto fue en París... este de acá es el Theatre de la Ville, en esta foto parezco un espía paquistaní..." y cosas por el estilo. Me firmó el libro con una hermosa dedicatoria. "Ahora hay que ver si podés entender mi letra!".

Zakir, Edu y el famoso libro

Hablando de los callos en las manos
Quedamos en encontrarnos al día siguiente, previa visita a la Embajada de la India, a un par de edificios de distancia del Sheraton. A la mañana me llama Subhashini, la secretaria de cultura: "viene ustad Zakir Hussain a la embajada!, venite así lo ves". "Ayer nos vimos" le respondí. Acepté la invitación y enfilé a último momento hacia la embajada. Zakir había marcado su llegada a la embajada a las 11 de la mañana. Pero como eran las 11 y media nos preguntábamos con Subhashini qué sería de su vida. Me suena el celular de nuevo, Zakir!. "¿Donde estás?" me pregunta "Te estoy esperando en la embajada, ¿donde estás vos?" le respondo. "Caminando por una avenida...". Bajé a la calle a buscarlo, sabía que estaba perdido. Lo llamo a su celular y tras encontrar sus coordenadas (por no decir que se había ido para el lado de los tomates) retomamos el rumbo juntos. Luego de la visita a la embajada nos esperaban Edu y Guido, que hizo de chofer, y fuimos hacia la Escuela, que todos saben que funciona en mi casa. Zakir había preguntado "¿estás lejos de acá? ¿Vamos a visitar la escuela?" Allá nos esperaba sólo un puñado de estudiantes y amigos a quienes les pudimos avisar, ya que fue todo muy sobre la hora, y la mayoría estaba trabajando. Más de uno creyó que era una de esas bromas que siempre hacemos. Alguno hasta nos mandó a lavar los platos, pero luego supieron que era en serio. Todavía recuerdo las caras de todos al ver a Zakir Hussain cruzando el patio de casa...

La que se llevó todos los laureles fue Guadalupe, mi mujer, que tuvo la brillante idea de cocinar unos deliciosos ravioles de ricota y parmesano con un súper tuco que sólo le sale a ella. Antonia, la esposa de Zakir, es hija de italianos, así que sabíamos que él iba a estar más que habituado a las pastas.
 
Almuerzo con amigos

Llegamos con Zakir más tarde de lo esperado. Luego de saludar a todos uno por uno y regalarle unas hermosas flores a Guadalupe, entró a la sala, maravillado. Imagínense encontrar una escuelita de música indostánica llena de tablas, tamburas, armonios, una gran pizarra... en este rincón del mundo?.
Se sentó en el lugar que le habíamos reservado y comenzó a probar los tablas y a charlar, entre medio de bromas. Zakir es un hombre maravilloso, un caballero, pero también alguien muy jocoso que se ríe de sí mismo y no presta atención a las formalidades. Se niega a que le llamen "ustad (maestro)". A Eduardo le decía "no me llames ustad! ¿Acaso me parezco a un ustad? Mirame, mirame! (señalando su ropa, con un look totalmente informal) Si uno se considera a sí mismo "maestro", deja de crecer, considera que ya no hay nada más para aprender. Y si uno no aprende más, el crecimiento se detiene. Yo aún hoy soy un estudiante. Siempre hay que tener actitud de estudiante, sino no hay progreso".

Zakir le muestra a Guadalupe fotos de su escuela en Mumbai

Durante casi una hora dio una master class no sólo de tabla, sino de la vida misma. Y quien más que él para hablar de la vida, alguien que cosechó cantidades de condecoraciones, un par de grammys, doctorados honoris causa, dos premios del presidente de la India y que ha sido nombrado una de las 10 personas más influyentes de la India. Hay que preguntar con quién NO tocó Zakir. Su aporte al mundo de la música es insuperable!. Aparte es un padre de familia que se ganó todo lo que tiene con su propio esfuerzo e inventiva. Un maestro de la vida. Dejó la comodidad del Sheraton Park Tower para venir a ver a un puñado de estudiantes y luego sentarse en el piso con nosotros para comer un plato de ravioles con tuco en Parque Chacabuco... y estar con una sonrisa de oreja a oreja, haciéndonos chistes.


Luego de responder a nuestras preguntas, dar consejos sobre la actitud hacia la música y dar ejemplos sobre el tabla y sacarse fotos con todos, almorzamos.
Una perlita: hablando acerca de los callos en las manos por tocar tabla, le cuento acerca de la queja de algunos estudiantes, que dicen que la forma de sus manos no es apropiada para tocar, o que el tabla no les suena bien por la forma de sus dedos. "Eso no es cierto" dijo Zakir. Le digo "Guadalupe tiene la misma forma de tus uñas, ves? Tiene poco espacio en la punta de los dedos, pero no tiene problemas para tocar". Zakir abre grandes los ojos y le dice a Guada con una sonrisa ingenua: "¿Ah, sí? ¿Tocás tabla? Yo también!" Le respondo "¿en serio? no me lo habías dicho ...!" Nuestras risas se debían escuchar hasta el Sheraton.

Las flores que le regaló Zakir a Guadalupe

Esa noche fuimos al recital, invitados por él. Con el célebre Herbie Hancock como figura principal, cada uno de los músicos tuvo su actuación solista. Ya cuando nos estábamos despidiendo de los músicos en los camarines, pasada la medianoche, Zakir nos dice "Ey muchachos!, ¿vieron mi solo en 11 y medio? ¿Salió bueno? Fue espontáneo!" como si fuera un chico de 15 años que recién empieza a tocar. Le digo "nos vemos en la India en enero", "Sí! Crucemos los dedos!" me responde ...

La visita de Zakir Hussain nos marcó a fuego. Él en sí mismo es una lección de humildad. Nos hizo sentir como alguien de nuestra edad, pese a que es un hombre de 62 años que apenas parece de 50, con actitud de un veinteañero.

Hemos tenido esos ejemplos de vida con las numerosas visitas de nuestro amado maestro Sachdev ("un ángel haciendo música de la India", según Zakir), con el humor, espontaneidad y frescura de la vocalista Ratnabali Adhikari, con la grandeza tímida y recatada de la maestra sitarista Krishna Chakravarty, con el desparpajo y humildad de Shalil Shankar, pero Zakir Hussain fue la frutilla del postre en este lugar del mundo, al menos por ahora.

Desde SaRGaM, como escuela y comunidad de músicos, amigos y simpatizantes, estamos todos unidos, tirando hacia un mismo lado, ayudándonos y apoyándonos mutuamente. Si no nos ayudamos, apoyamos y respetamos, ¿quién lo va  a hacer por nosotros?. Los que nos conocen saben que en nuestro entorno no hay lugar para egos decorados con plumas prestadas. Somos un grupo de amigos con un fin en común, aprendiendo de estos grandes que nos enseñan humildad, respeto y dedicación, sin dejar el humor de lado. Seriedad pero no solemnidad. Ellos son los que nos dejan un legado y nos recuerdan que la vida no es sólo comer, reproducirse y dormir. La responsabilidad es grande, porque a su vez el día de mañana seremos nosotros los que debamos pasar este legado a las próximas generaciones. Cuánto nos estamos preparando para eso?.
Hasta la próxima!

R. Das

Zakir con nosotros, sólo que esta vez con Cecilia, la dueña de la cámara!