domingo, 11 de julio de 2010

Entrevista a Shiv Kumar Sharma

En febrero del año pasado publicábamos este artículo que incluye una entrevista al maestro Shiv Kumar Sharma en nuestro boletín electrónico, que después se convirtió en este blog.
Shiv Kumar Sharma nació en 1938 en el norte de la India y en poco tiempo se convirtió en una gran figura dentro del ámbito de la música indostánica, tocando un instrumento tan singular como lo es el santur. Alrededor del mundo pueden ver muchas versiones del santur, como la cítara, diferentes tipos de dulcimer o sus parientes más cercanos, las versiones china y persa del santur. Santur literalmente significa "cien cuerdas", por la gran cantidad de cuerdas que tiene a la vista. Es lo más parecido que hay a un piano desnudo. Otro nombre del instrumento es shatatantri vina.
Escuchar al maestro Shiv Kumar Sharma es una experiencia increíble, experiencia por la que pasé en 1992 en Mumbai, India. Esa noche el maestro tocó junto a la gran estrella del tabla, ustad Alla Rakha, que es nombrado en el artículo que leerán a continuación. Espero que lo disfruten!



SHIV KUMAR SHARMA


Cuando pandit Shiv Kumar Sharma era un joven de sólo 14 años, su padre le dio ceremoniosamente una misteriosa caja envuelta en muselina. Declaró que de ese día en adelante, este sería su instrumento musical. Shiv Kumar quedó mirando el extraño kashmiri santur con impresión e incredulidad. Luego su padre solemnizó el momento aún más con una profecía: "...recuerda mis palabras, hijo...Shiv Kumar y el santur serán sinónimos algún día...".

Shiv Kumar Sharma nació en Jammu, en el medio de tal belleza natural y serenidad que hasta la brisa que soplaba era palpablemente musical. Una vista panorámica de la meditativa cadena montañosa, incluyendo la gran montaña Vaishnodevi a la distancia, la serpenteante indolencia del río Tawi, la fragancia de los pinos... todo estaba armoniosamente orquestado para proveer el escenario perfecto para la casa de su padre, el raj purohit del templo real de Jammu. La morada del versátil Uma Datt Sharma complementaba los idílicos alrededores naturales. Las habitaciones reverberaban con discusiones filosóficas, oraciones y recitaciones de los vedas. Desde el amanecer hasta la noche había siempre alguno que otro cantando o tocando algún instrumento musical en algún rincón de la mágica residencia. La encantadora madre de Shiv Kumar, como la quintaescencia de la madre india, cantaba a menudo canciones folclóricas y melodías seculares en su suave y bella voz.

Mucho antes de tocar el santur, Shiv Kumar naturalmente comenzó a estudiar con su guru residente, su padre. Completando el ciclo de melodía y ritmo, como si estuviese en su madurez musical, pronto adquirió dominio del canto y del tabla, bajo la guía cariñosa de su padre. Puesto que habían varios instrumentos esparcidos por la casa, Shiv Kumar se adaptó fácilmente a cada uno de ellos. Y para empaparse de lo mejor de la música clásica, folclórica, de película y hasta occidental, nada mejor que la radio, en adición a la gran colección de discos de su padre. Sus estudios académicos en el colegio sólo atraían la atención indispensable, mientras disfrutaba una gran popularidad entre sus compañeros gracias a sus habilidades musicales y concursos ganados. Todos lo miraban sorprendidos cuando, con menos de diez años de edad, tocaba tabla, y sus toques eran oídos por Radio Jammu. Y pronto, a través de la exposición en la radio, un joven Shiv Kumar ya se había vuelto el tabliya favorito de estrellas como Radhika Mohan Maitra, Ravi Shankar, Nikhil Banerjee, Bhimsen Joshi, Hirabai Barodekar, Siddheshvari Devi, Begum Akhtar, o cualquier artista que llegara a su ciudad.

En muchos aspectos, la niñez y juventud de Shiv Kumar eran un cuento de hadas, localizado en una casa con un entorno idílico. Recibir ese santur de su padre y sentir el peso sobre sus jóvenes hombros en ese histórico día, paradójicamente, debe haber sido la mayor experiencia de discordia y desafío.

Oyendo obedientemente la voz de su padre, llena de convicción y poder, y no a los distantes tambores del destino, Shiv Kumar comenzó esta relación con el instrumento kashmiri de cien cuerdas. Shiv Kumar sacó el santur de su tradicional soporte de madera y como en un gesto de tomar a un niño, lo colocó suavemente sobre su regazo. Como con un bebé que ha sido acunado, gran cantidad de vibraciones chillonas desaparecieron inmediatamente. Entonces se propuso mejorar la calidad tonal del instrumento. Cambiando el número, la composición y la interrelación de las cuerdas y los puentes, se embarcó en un paciente y desafiante viaje a través de los bajamares de la desesperación y la determinación. Años pasaron en este esfuerzo penoso de hacer que su instrumento pueda tocar un alap sin que el raga resultara elusivo. Pasó muchas horas discutiendo y diseñando sus ideas y requerimientos con constructores de santur de Srinagar. Finalmente, fue una combinación de perspectiva e inspiración, tecnología y técnica, prueba y práctica, que eventualmente convencieron a Shiv Kumar que había llegado el tiempo de enfrentar al mundo escéptico de la música con su compañero, el maduro santur.

Su primer día de reconocimiento llegó inesperadamente. Después de tocar regularmente en la radio de Jammu con su santur y su tabla, hubo una invitación para tocar en el prestigioso Haridas Sangit Sammelan (festival de música clásica) en Bombay. Dando rienda suelta a su impaciencia, Shiv Kumar puso una condición: debería ser admitido para tocar primero tabla y luego santur. Los organizadores se mostraron sorprendidos ante el pedido de este joven debutante, el más joven de todos en el festival. Pero finalmente accedieron y le dieron treinta minutos para tocar lo que se le antojara. En el “día D”, cuando el telón se levantó, muchas cejas críticas se alzaron cuando el larguirucho muchacho de la distante Jammu comenzó su solo de tabla mientras un instrumento exótico esperaba al lado, cubierto una tela. Su solo recibió aplausos y aliciente como para usar lo que le quedaba de sus treinta minutos. Entonces con el comportamiento seguro de un pionero, puso el santur en su regazo, lo afinó y comenzó a tocar para la augusta concurrencia el familiar raga Yaman. Cuando levantó su cabeza, luego de una hora de devota ejecución, hubo un estruendoso aplauso. En vista de la demanda del público, los organizadores le pidieron que continuara, a pesar de haber excedido el tiempo establecido. A pesar de esto, Shiv Kumar saludó al público y salió por un extremo del escenario. Una estrella había nacido, y un instrumento había anunciado su aparición en la arena de la música clásica de la India. Entre los muchos que corrieron a su camarín para palmear su espalda, estaba Alla Rakha, quien había ido a felicitar al joven músico de su propia tierra natal, Jammu. Un genio abrazó a otro genio, y a pesar de la diferencia de edad, una amistad de por vida había comenzado en esa noche encantada.

El próximo recital fue en Calcutta, en la All India Music Conference, donde Shiv Kumar tocó delante de otra gran multitud, acompañado en tabla por el legendario maestro Anokhelal Misra. La facilidad con la que el nuevo santur creaba varios climas ha sido ampliamente demostrada. Bombay, la famosa ciudad de dificultades y oportunidades, le dio a Shiv Kumar mucho de ambas, en amplia medida. Luego de algún esfuerzo, su talento musical y su atractivo único en el santur, creando emociones y climas, fue pronto reconocido por los cineastas. Más tarde, su personalidad pacífica le trajo hasta ofertas de trabajo como actor.


Un incremento en sus ganancias le dio mayor seguridad y confort. Eligió Bombay como su residencia. Su prometida Manorama, elegida por sus padres desde casa, le dio un toque de felicidad doméstica, y Bombay comenzó a volverse un buen lugar para establecerse y montar la ola de su creciente éxito como músico versátil.

Shiv Kumar Sharma, Hariprasad Chaurasia y Brij Bhushan Kabra en la época de "Call of the Valley"


La marcha constante del santur rompió todas las barreras mentales, físicas y geográficas. Energizados por su sonido, álbumes como “Call of the Valley”, “Antardhvani”, “Elements” y “Soundscapes” fueron escribiendo la historia de la música grabada. Conciertos de encantadores jugalbandis o recitales solistas del maestro del santur indio, fueron encendiendo las audiencias alrededor del mundo… De aquel viejo instrumento kashmiri dado por un padre visionario a su prodigioso hijo, el santur en los últimos cincuenta años ha escrito un capítulo entero en la rica narrativa de la música clásica de la India. Y el protagonista, Shiv Kumar Sharma, ha sido elegido perfectamente para llevar adelante el fenómeno. El santur presenta una calidad sonora pacífica, que trae paz al alma y es un complemento perfecto de la persona espiritual, casi diríamos de un santo, como lo es Shiv Kumar Sharma. La providencia, evidentemente, los ha juntado para servir a un propósito específico en esta era de frágil paz mundial, estilos de vida estresantes y relaciones humanas dañadas. Santos y líderes espirituales como Swami Muktananda y Sri Sathya Sai Baba han elogiado la promesa del nirvana en el santur de Shiv Kumar. Su presencia en los registros de la música de la India serán por siempre celebrados con las encantadoras notas del santur.


- Pregunta: Ud. tiene un extraodinario sentido de balance entre melodía y ritmo, ¿puede explayarse un poco acerca de este balance?.

- Shiv Kumar Sharma : Si considera ritmo y melodía como las dos ruedas de un auto, se va a dar cuenta que para que el vehículo pueda desplazarse suavemente, las ruedas tienen que estar en balance perfecto, además de alineadas. Mi experiencia extensiva en música vocal y tabla cuando joven me dieron ese sentimiento instintivo acerca de estos dos elementos. Cuando se crea un balance perfecto entre las complejidades del ritmo y el aspecto emocional de la melodía, entonces la música es creada de un modo muy diferente. Esto es lo que traté de hacer.

- P: La espiritualidad en Ud. y en su música es muy palpable, ¿cuándo fue consciente de esto por primera vez?.

- SKS: He sido muy espiritual desde chico. Sin proponérmelo repetía “om namah shivaya” durante horas. Algunas veces me iba a un lejano templo de Shiva y me sentaba allá. Tales cosas venían desde dentro…

- P: ¿Ud. había tenido planes para formar una institución del tipo gurukul para sus estudiantes…?.

- SKS: Desafortunadamente, me estafaron con mis tierras e inversiones, y perdí mucho de mi dinero ahí…

- P: ¡Oh!, ¿y qué está haciendo ahora al respecto?.

- SKS: Bueno… (sonrisas), no he parado de enseñar. Mis estudiantes aún vienen a aprender, vienen de todas partes del mundo. El único tema es que he querido darles un lugar donde estar para que no tengan que preocuparse por alojamiento y comida. Pero esto no tenía que pasar. Todavía enseño según el sistema de guru-shishya-parampara. Le doy prioridad a los que quieren volverse músicos profesionales. Aquellos que lo hacen como un hobby son transferidos a mis discípulos mayores.

- P: ¿Algún mensaje o consejo para los músicos aspirantes de la siguiente generación?.

- SKS: Mi primer consejo es nunca dar un consejo si no te lo han pedido (risas). Aún así, si insistes, voy a poner a mi hijo Rahul como ejemplo vivo. Él pertenece a la generación joven y ha tomado la música clásica como su carrera. Se tomó su tiempo, y yo no le di ningún consejo para que elija el santur o algo por el estilo. Hoy él ya tiene un “fan club” siguiéndolo por causa del santur. También compone música para películas y está involucrado en proyectos en colaboración con músicos como Richard Clayderman. El punto es que hoy el mundo se ha vuelto muy pequeño que es imposible que no sepas lo que está pasando en otro lugar, y que uses eso como una herramienta para insertarte en algo y encontrar tu propio camino. Mi consejo para las nuevas generaciones es que hagan lo que el corazón les dicta. Pero sí, sin olvidarse de sus raíces, sin distanciarse uno mismo de la rica cultura, los valores, la herencia y la espiritualidad que India tiene para ofrecer…


Shiv Kumar y su hijo Rahul Sharma

- P: ¿Qué le gustaría ser en su próxima vida, si es que nace de nuevo?.

- SKS: (Sonríe) Estoy tratando de no volver. Pero para eso necesito unas cuantas respuestas: ¿quién soy yo? ¿de dónde vengo? ¿hacia dónde voy? ¿quién reside en este cuerpo, tomando diferentes identidades en diferentes vidas?. Mientras no lleguen esas respuestas, puede que haga falta otra vida más. Entonces sería una más, pero inconcebible sin música.

- P: ¿Santur?.

- SKS: Puede ser. Puede ser algo más. Pero música, seguro.


Traducción: R.Das

Extractos de “Music Makers – Living Legends of Indian Classical Music”
Ashok Roy, 2006
Publicado por Rupa & Co., Darya Ganj, New Delhi.