lunes, 1 de febrero de 2010

Vida de Kishan Maharaj, segunda y última parte




La “ciudad de oportunidades”, sin embargo, no le ofreció nada servido en bandeja. Cuidadosamente, para no manchar la reputación de su familia, Kishan usó su otro nombre, "K.P. Malik", comenzando su lucha profesional desde un oscuro y mal ventilado cuarto que servió provisoriamente como su dirección. Incapaz de tolerar el cuarto con olor a humedad e infestado de cucarachas, tomó su almohada y se fue a dormir a la calle, luego de que los tranvías habían parado de circular, a la medianoche. Además su dieta fue reducida al mínimo en muchas ocasiones, consistiendo en rotis (pan indio) gruesos con sal y cebolla.

La primera participación de Kishan vino en la forma de un verdadero desafío en una película en hindi. Nadie había sido capaz de tocar una pieza muy difícil para la bailarina Sitara Devi, y el director llevó a Shri K.P. Malik desde su oscura dirección hasta el estudio. La pieza “desafiante” resultó ser en la misma calle donde él vivía. Pocos tabliyas podían igualar a Kishan Maharaj cuando se trataba de acompañar danza. El dinero ganado por este esfuerzo fue suficiente para comprar un catre decente y veneno para ahuyentar las pestes. Así, Kishan Maharaj, alias K.P. Malik ¡pudo finalmente dormir esa noche en su propio castillo!.

Más ofrecimientos comenzaron a llover al recién llegado, tan pronto como el nombre de Malik fue conocido en los círculos musicales de Bombay. Y así lo inevitable acontenció, el destino desplegó su libreto. La conquista de Bombay a manos del maestro de sitar Ravi Shankar recién había comenzado, pero la búsqueda de un tabliya de su nivel había terminado en frustración. Alguien le presentó a un tal K.P. Malik para un concierto privado, y en minutos tocando juntos, Ravi Shankar –maestro del raga y del laya - paró de tocar. Repentinamente, abrazando confiadamente a Malik dijo: “tú debes ser Kishan, el experto discípulo de Kanthe Maharaj, de quien tanto he escuchado...”. Fue un momento dramático en una tarde histórica, donde dos sucesos trascendentes ocurrieron. Kishan Maharaj y su tabla habían sido iluminados por la luz del reconocimiento, luz que gradualmente se convertiría en un halo de fama alrededor de su persona y de su larga e ilustre carrera que estaba por desarrollarse.


Busto de Kanthe Maharaj en la casa familiar de Vanarasi

La nueva química entre el sitar de Ravi Shankar y el tabla de Kishan Maharaj cayó sobre el mundo de la música como una tormenta, y el aplauso prolongado se extendió durante mucho tiempo. Irónicamente, cuando su lucha en Bombay se estaba volviendo más fácil, Kishan fue llamado de vuelta a Benares. Un ansioso Kanthe Maharaj había oído de sus conocidos y bienquerientes que Kishan estaba “demasiado absorto en el mundo del cine y que estaba continuamente de juerga con las heroínas de las películas”. El casamiento parecía el antídoto ideal, y el siempre obediente Kishan dio su consentimiento por la alianza organizada por los mayores de la familia . Sin embargo, cuando se dio cuenta que su futura esposa era sólo una adolescente, Kishan, de 24 años, decidió estar fuera de su hogar durante un tiempo. Fue y tomó refugio en el famoso templo de Sankatmochan del Señor Hanuman, y pasó incontables horas en austeridad y riyaaz (práctica). Después de una larga estadía en las instalaciones del templo, Kishan se estableció en su casa ancestral como un hombre de familia. Su tiempo productivo de maratón parecía haber comenzado a dar frutos. Invitaciones para conciertos y festivales de música comenzaron a llover desde todos los rincones del país.


Kishan Maharaj toca con Ravi Shankar en los ´50s

En el campo de la música clásica, su capacidad de acompañamiento era como un arco iris que se extendía en el horizonte. Tuvo el honor de acompañar a casi todos los mayores músicos de India que estuvieron activos durante su vida. Tocó con la mayoría de las leyendas vivientes de la vieja generación, recibiendo su apreciación sincera y bendiciones. Tocó con sus contemporáneos de igual a igual. A pesar de que Kishan Maharaj ha participado en grandes conciertos en el extranjero, su identificación y prioridad siempre estuvieron en su madre patria. Mientras el primer ministro Nehru una vez envió un vuelo charter para transportar a Kishan Maharaj desde Afghanistan a Rusia para unirse al resto de una delegación cultural india, en otra ocasión, el hecho de estar enfermo en casa fue razón suficiente para cancelar una gira por Estados Unidos. Pero entonces, cuando quiera que haya representado la música y la cultura india en suelo extranjero, lo hizo con un sentido de orgullo y patriotismo. Fue Kishan Maharaj quien insistió en que la tricolor bandera india estuviese junto a la enseña local sobre el escenario.

El peregrinaje a Benares de un amante de la música india no está completo sin una visita a la morada del laya samrat (rey del ritmo), donde el pandit Kishan “Maharaj ” (también significa "rey") da “audiencia” bajo la sombra de una imponente estatua de Ganapati , la cual fue esculpida con sus propias manos devotas. Y no es de sorprenderse que el Señor Ganesha se vea feliz tocando la mridanga, celebrando el éxtasis cósmico de laya y tala.
(La estatua a la que hace referencia el texto es una imagen gigante de Ganesh tocando un tambor mridanga, que está en la sala de música de la casa de la familia de Kishan Maharaj en Kabir Chaurah, Varanasi. N.del T.)

Recopilación de “Music Makers – Living Legends of Indian Classical Music” de Ashok Roy (Rupa & Co., 2004). Tradución: R.Das.